7 Grado I.E.D. LA TOSCANA
Docente: Jairo Arturo Infante Bonilla
Área: Religión y Ética
Semana: del 5 al 10 de Abril de 2021
APRENDE EN CASA
TEMA: Semana Santa
Guía
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Semana Santa
¿Qué se celebra el
Jueves Santo?
El Jueves Santo se celebra: La Última
Cena; El Lavatorio de los pies; La institución de la Eucaristía y del
Sacerdocio y la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní
Por: David López | Fuente: Católicos Con Acción
Sabías que este día, este jueves Santo
se conmemora la Institución de La Eucaristía como el regalo de Amor, también se
conmemora la Institución de uno de los Sacramentos de entrega y abandono total
al Señor: el Sacramento de La Orden Sacerdotal y La Vida de Servicio a los
demás.
Con la celebración del jueves Santo no
solo se abre el Triduo Pascual. En este día nuestra Iglesia
Católica conmemora la institución de la Eucaristía en
la Última Cena, pero a la vez con las Palabras mismas de Jesucristo Hagan
esto en conmemoración mía, festejamos a todos los valientes que
dijeron sí, un sí de corazón como el de María a vivir una vida consagrada a
Jesús y con el gesto del lavatorio de pies también
festejamos a todos aquellos que dedican su vida a servir de manera humilde y
extraordinaria a los demás cumpliendo el último mandamiento de Cristo.
En este día que para algunos representa
tristeza, dolor e incluso traición, se celebran tres grandes acontecimientos,
por la mañana, tenemos en primer lugar la llamada Misa Crismal,
que es presidida por el Obispo Diocesano y concelebrada por su
presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los
demás óleos, que se usan en la administración de los principales sacramentos.
Junto con ello, todos los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de
su ordenación. Es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y
sus presbíteros en el sacerdocio y ministerio de Cristo y es con este gesto que
los Sacerdotes de nuestra iglesia celebran un año más de la institución de La
Vida Sacerdotal.
Luego ya por la tarde tenemos la Misa
Vespertina donde damos Introducción a la celebración del Triduo Pascual es así
como el Jueves Santo llega a su máxima relevancia. En ésta tarde se da comienzo
al Triduo Pascual que culminará en la vigilia que se conmemora, en la noche
del Sábado Santo al Domingo de Pascua la Resurrección
de Jesucristo.
Al comienzo de la celebración,
el sagrario se presenta vacío con la puerta abierta. El altar mayor,
donde se celebrará la Santa Misa, se adorna con cirios, manteles y sin flores
hasta la Resurrección.
Como en todas las celebraciones
litúrgicas se inicia con la entrada procesional, encabezada por los acólitos,
seguida por los ministros y finalizada por el celebrante principal, un
Sacerdote u Obispo. Mientras tanto, el coro acompaña con cantos, pues ya ha
terminado la Cuaresma y se va a celebrar uno de los momentos más importantes
del año litúrgico, la Institución de la Eucaristía y el
mandamiento del amor.
Los cantos de esta celebración están
enfocados a la celebración de la institución de la Eucaristía. El color de
ésta celebración es el blanco sustituyendo al morado.
En ésta celebración se canta de nuevo
el “Gloria” a la vez que se tocan las campanas, y cuando éste termina, las
campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Vigilia
Pascual en la Noche Santa por eso no debe de extrañarte que durante la
Consagración no se oigan las campanas.
Las lecturas de éste día son muy
especiales, la primera es del libro del Éxodo donde se nos presentan
Prescripciones sobre la cena pascual, Jesús cenó la Pascua con sus apóstoles,
siguiendo la tradición judía, ya que según ésta se debía de cenar un
cordero puro y del año; y la sangre de éste se debía rociar la puerta en señal
de purificación ya que si no se hacía así el ángel exterminador entraría a la
casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo relatado
en el libro del Éxodo. La segunda lectura es de la primera carta del
apóstol San Pablo a los Corintios donde se nos enseña que: Cada
vez que comemos de este pan y bebemos de este vino, proclamamos la muerte del
Señor) y el salmo responsorial El Cáliz que bendecimos, es la comunión con
la sangre de Cristo. El Evangelio es el momento
del lavatorio de pies a los discípulos, que adquiere un destacado
simbolismo dentro de los oficios del día, ya que posteriormente, se realiza por
el sacerdote lavando los pies a doce varones a modo de representar a los doce
apóstoles, en el que se recuerda el gesto que realizó Jesús antes de la Última
Cena con sus discípulos, efectuándose en esta ocasión entre la Homilía y las
ofrendas, este acto suprime el Credo. Durante el lavatorio de los pies se
entona un cántico relacionado con el Mandamiento Nuevo del Amor entregado por
Jesucristo en esta noche santa, destacando frases del texto del discurso de
Jesús en la última cena, recogido por el Evangelio de San Juan. Y es así que
celebramos la Institución del Mandamiento de Amor, Ámense los
unos a los otros como Yo los he Amado en términos sencillos El
servicio a los demás con y por Amor a Cristo.
La celebración se realiza en un
ambiente festivo, pero sobrio y con una gran solemnidad, en la que se mezclan
sentimientos de gozo por el sacramento de la Eucaristía y de tristeza por lo
que se recordará a partir de esa misma tarde de Jueves Santo, con el encarcelamiento
y juicio de Jesús.
En el momento de la Plegaria
Eucarística durante la consagración, se prefiere la recitación del Canon Romano
o Plegaria I, dado que el texto prevé algunos párrafos directamente
relacionados con lo que se celebra en este día, durante la Epíclesis se invoca al
Espíritu Santo para que queden consagrados el vino y el pan; esto se da cuando
el Sacerdote impone sus manos sobre los dones ofrecidos para que se conviertan
en el cuerpo y la sangre de Cristo y para que la comunión, ayude a la salvación
de los que participan de ella y actúe sobre la comunidad celebrante, esta es la
parte Máxima de la Liturgia de este día y así se conmemora y se celebra la
institución de la Eucaristía.
Una vez se ha repartido la Comunión
como de costumbre, el Santísimo Sacramento se traslada desde el Altar
donde se ha celebrado la Misa en procesión hasta el llamado “Altar de la
reserva” o “Monumento”, un altar exclusivo preparado para esta celebración, que
debe estar fuera del templo y de la nave central, debido a que en la
celebración del Viernes Santo no se celebra la Eucaristía.
Durante la procesión hasta la llegada al lugar del Monumento, se entona algún
himno eucarístico, el sacerdote deposita el copón con el Santísimo, debidamente
cubierto, dentro del sagrario de la reserva, y puesto de rodillas, lo inciensa.
Por lo general, no da la bendición con el Santísimo ni reza las alabanzas, sino
más bien se queda unos instantes orando en silencio. Antes de retirarse, cierra
la puerta del sagrario de reserva, hace genuflexión y se retira
Automáticamente, una vez se ha
reservado al Santísimo, los oficios del día jueves finalizan, pues la
celebración continuará al día siguiente y se nos invita a conmemorar al día
siguiente la muerte del Señor.
En algunas iglesias se celebra a
continuación un sencillo acto de denudación de los altares, en el que los
sacerdotes y ministros, retiran candeleros y manteles de todos los altares de
la iglesia.
Durante la noche se mantiene la
adoración del Santísimo en el “Monumento”, celebrándose la llamada “Hora Santa”
en torno a la medianoche, quedando el Santísimo allí hasta la celebración del
Viernes Santo. Esta reserva recuerda la agonía y oración en Getsemaní y el
encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes piden que velen
y oren con Él, como Jesús pidió a sus apóstoles en el huerto de Getsemaní.
Una vez han terminado los oficios, se rememora la oración y agonía de Jesús en
el huerto de los olivos, la traición de Judas y el prendimiento de Jesús, que
se suele celebrar con procesiones en la tarde-noche del Jueves Santo.
En algunos lugares, existe la tradición
de visitar siete monumentos en distintos Templos de una misma ciudad, para
recordar a modo de “estaciones”, los distintos momentos de la agonía de Jesús
en el Huerto y su posterior arresto.
Desde hace unos años, como Iglesia
Católica celebramos el Jueves Santo como Día del Amor Fraterno pues Dios nos
amó tanto que nos dio a su Hijo Único para que fuéramos salvados creyendo en
Él, y Jesús entrega su vida a cambio de la nuestra y no hay
prueba de amor más grande que el que da la Vida por los suyos. Y
no sólo bastándole eso, en la locura de amor más grande por nosotros, no sólo
se entrega y da la vida, si no que se queda con bajo las apariencias del Pan y
el Vino; Su Sacrificio de Amor más grande: La Cruz. Su regalo de amor más
grande: La Eucaristía.
Por tanto que este jueves Santo, no
represente tristeza para ti, sino que al contrario represente una verdadera
Felicidad y una respuesta de Amor ante el mandamiento que nos dejó Cristo de
Amarnos como Él nos amó, sirviendo a los demás, que La Eucaristía sea un
cumplimiento más de su palabra en ti, pues en ella se cumple su promesa de
estar con nosotros siempre hasta el final de los tiempos, por tanto no permitas
que el pecado te quite la gracia de poder comulgar, para que cada vez que
comulgues se cumpla en ti su última promesa, y si ves a un Sacerdote, ora por
él y agradece a Dios por su valentía al dar el Sí a la vida sacerdotal y si
puedes felicitarlo por un año más de tan grande ministerio y misterioso sacramento,
pues sin ellos la Eucaristía no sería posible, como dijo Peter Parker
(Spiderman) tienen en sus manos un gran poder, pero que lleva una gran
Responsabilidad. Jueves Santo, día de Entrega y Servicio con y por Amor a
Jesucristo.
Este artículo fue publicado originalmente por
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